- Arcilla roja: Posee un mayor contenido en hierro y aluminio (de ahí su color) que la arcilla verde lo que le transmite propiedades astringentes. Es muy absorbente por lo que neutraliza y drena las impurezas de los tejidos permitiendo la neutralización de toxinas drenando y eliminando las impurezas, siendo un buen exfoliante. Alivia también el dolor en zonas inflamadas y es perfecta para problemas circulatorios. Es perfecta para pieles sensibles y delicadas y casos de acné (eliminación de puntos negros y espinillas).
- Arcilla verde: Rica en óxidos de hierro ferroso y magnesio (de ahí su color), también podemos encontrar presentes en ella oligoelementos como el silicio, potasio, fosfatos y otros minerales. Posee un buen poder de absorción por lo que es indicada para pieles mixtas y grasas, así como para infecciones. Es cicatrizante. Al igual que la arcilla roja es perfecta para casos de acné y para limpiar los poros y purificar la piel aportándole elasticidad. Ayuda a eliminar la celulitis.
- Arcilla blanca: También conocida como caolín, fue descubierta en la región de China con el mismo nombre. Es desintoxicante, antibacteriana y cicatrizante. Es una aliada perfecta al igual que los otros dos tipos de arcillas en eliminar impurezas y ayuda a la regeneración celular. Está arcilla es perfecta para esos momentos en los que la piel esta más seca y necesita un aporte de hidratación extra. Es muy astringente, aporta luminosidad a la piel y un efecto tensor, dejando la piel lisa y suave ya que elimina las toxinas y absorbe las células muertas de nuestra piel.
Aparte de las arcillas el jabón se complementa con aceite esencial de caléndula, que calma la piel.
Este jabón se vende en pastilla de 60-70 gramos por 2,5 euros la unidad.
